domingo, 9 de octubre de 2011

Adictos a la aceptación


Esa necesidad que tenemos  de ser aceptados por todos y que todos nos quieran, es en definitiva,  una lucha constante con la baja autoestima que poseemos. Es una dependencia a la aprobación que nos hace vulnerables  tanto a los elogios como  a las críticas. Es una  forma de vida  que nos mantiene tensos y nos inclina a la depresión, porque nuestra valoración personal  depende de los dichos de los demás. Debemos entender  que  no todos aprueban el modo   en que Dios se mueve en nuestras vidas,  la manera en que somos llamados al ministerio, la forma en que Dios nos da oportunidades y  bendice nuestras vidas. Debemos tener en claro que la aprobación o la desaprobación de otros   no deberia  influir en nuestras emociones ni  paralizarnos frente al plan que Dios trazó . Lo  importante es  lo que Dios piensa de nosotros y cómo le estamos agradando a Él.
El apóstol Pablo, un hombre que amaba a Dios y  que tenía pasión por su  obra, se encuentra en medio de una situación complicada; los hermanos de Galacia estaban  insinuando que era un oportunista, que buscaba el favor de las  personas,  porque enseñaba lo que la gente quería oír,  por eso  en gálatas 1:10 nos dice: ¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensan que yo procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros no sería siervo de Cristo. ¿Alguna vez has pensado que Dios no usaría tu  vida debido a tu pasado? O has pensado que Dios no te utilizaría debido a lo que la gente piensa de vos?  Si es así, detente un instante y  mira   la vida de Pablo:  perseguidor de la Iglesia de Cristo,  participe en la muerte de Esteban, instigador del martirio a los  primeros cristianos, fanático de la religión,  en tal forma  que estaba dispuesto a llevar a cualquiera a la muerte. Este hombre con un pasado terrible, con una reputación impresentable ante los hombres,   es llamado por Dios, recibe  su perdón, Dios lo restaura, lo santifica y   le da el ministerio apostólico: “Pablo apóstol (no de  hombres, ni por  hombre sino por Jesucristo y por Dios Padre)”. En este versículo Pablo nos enseña que buscar en forma desmedida la aprobación  de los demás puede afectar nuestra vida espiritual y  nuestras  relaciones con otras personas. No debemos buscar la aprobación de las personas para sentirnos bien y ser felices, al contrario eso nos esclaviza; la opinión de otros no  debe afectarnos. Debemos  estar firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres Gal 5:1. No debemos buscar en el hombre, lo que Dios nos da gratuitamente: amor, perdón, valoración, aceptación.  La libertad verdadera nunca llega  hasta que no entendamos bien ese versículo.
 Nuestro pasado puede servirnos para dar testimonio de donde Dios nos sacó. Nada mas, No debe atarnos a él. Gálatas  1:23 dice: Aquel que  en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba.  Y Glorificaban a Dios por causa mía”. Gracias a Dios por la vida de Pablo! Y por la vida de tantos que han sido transformados por el poder del evangelio. Dios bendiga tu vida y cumpla su propósito en vos.

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